Cada amanecer en nuestras vidas implica
nuevos retos mientras muchos nos dejamos la piel en cada intento. La lucha
resulta cotidiana para cuando corremos tras los sueños o necesidades
priorizadas desde lo particular.
… algunos le llaman destino…
Lo cierto es que solo nosotros somos
capaces de luchar por lo que queremos o querer precisamente por lo que
luchamos. Unos viven aferrados a la esperanza de lo incierto precisamente
porque soñar es gratis aunque andemos con los pies en la tierra.
Pero para otros… todo suele resultar menos
complejo cuando se vive por instintos. Hay quienes viven para comer mientras
entre la locura que nos mantiene cuerdos, muchos comen para vivir conservando
la dicha de haber nacido.
Es plenamente una carrera por la vida
cuando se trata de supervivencia. Al menos eso comprendimos un grupo de amigos
cuando a orillas del Río Santa Cruz terminamos presenciando de un incidente que
fotógrafos de todo el mundo persiguen sin esperanza alguna.
Era increíble
el incidente que teníamos frente a los ojos. La sensibilidad humana nos incitaba
ayudar a la víctima cuando desde la distancia alguien advertía no meternos en
ello. A fin de cuentas hechos como este suceden a diario en todo el mundo dando
continuidad a la cadena alimenticia de nuestra Madre Natura. Es una regla que
en contextos como este todos debiéramos respetar.
… unos corren para comer… Otros, para no
ser comidos…
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