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lunes, 27 de octubre de 2014

¿Por qué A la orilla del Mar?

Blogueando con una amiga… esa a la que llamo amiga por puro atrevimiento, pues hasta el momento no hemos hecho más que compartir y respondernos algún que otro comentario, le explicaba sobre la ilusión que me haría tener un blog. No sé, me gusta mucho lo que hago, pero mi tiempo libre -con taza de café en mano- más que a leer, lo dedico a escribir... siempre desde la retrospectiva de nuestro actor intelectual del Moncada, José Martí: “Hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro”. Claro está, contemplando que aún hay a quienes ni siquiera les gusta leer, otros que creen que plantar un árbol es cuestión solo de  ecologistas y que tener un hijo es algo común e insustancial. Pero el problema está precisamente ahí, en que tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro es fácil... lo difícil es CRIAR un hijo, HACER que el árbol de frutos y Lograr que alguien lea el libro.  Ya por aquí, como aguacates de un árbol plantado –a escondidas de mi abuelito, luego de estropearle ingenuamente una plantación de la especie- desde mis 8 años de edad -18 desde entonces-, ahora intento que alguien lea lo que escribo en este blog, pues es lo más cercano que estoy de escribir un libro, y bueno, ya lo del niño quisiera dejarlo para un poquito más tarde, aunque he de alegar cuánto de bien me hace disfrutar de sus tiernas e inocentes sonrisas. 

                 En el instante me advertía que lo complejo del asunto -o sea: escribir un blog- era simplemente encontrarle un nombre a mi “hijo-blog”, que ya el resto me vendría solo. Tenía muchísima razón con todo aquello, pues pasé horas tejiendo nombres y enredando letras hasta el borde de atropellar el dialecto español… mientras, la desesperación era quien me dejaba sin aliento y ya la cabeza me dolía del intenso rascar. De tanto estrujar mi cerebro, decidí pasar página y comencé a “leerle” según la adicción comenzaba a manipularme a sus antojos. Las crónicas se encargaban de saciar la sed de mis ojos, cuándo de momento, ya sin percepción de cuán estresado estaba,  siento que me ciega una, entre otras tantas preguntas: ¿Encontrarán sus crónicas signos de supervivencia cuando toquen tierra firme, luego del naufragio? Pues nada, para ello hay una sola forma de saberlo… por lo que yo continuaré aquí -junto a ustedes- en espera de sus Botellas… A la orilla del Mar.

6 comentarios:

  1. Wow!! qué sorpresa!!! al fin pude entrar, pues ya sabes que la conexión, Interner y yo, a veces jugamos a los escondidos...y por lo general siempre ganan... :(
    aunque bueno, no solo a mí me pasa, ya me dijiste que wordpress se portó tan mal contigo que hasta te impidió la entrada...
    Bienvenido a la blogosfera, o a la escritura digital...o simplemente a la escritura, un gusto que compartimos. Abrazo

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    1. Muchísimas gracias por tus palabras Ley... muy tiernas y regocijantes por cierto. Que bueno saberte por aquí, en el blog, A la Orilla del Mar. Muy grata y alentadora tu sorpresa... de veras, me ha encantado tu huella. Ahora ya te puedes pasar cada vez que quieras, recuerda que todo lo mío de igual modo es tuyo...

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  2. Por esas cosas de la vida llegué a tu blog..... soy Chilena y vivo en USA, hace un tiempo fue a Cuba y me enamoré de la idea de conocer a su gente y cada rinconcito de ella, lo que es raro porque las islas en general me probocan un sentimiento de claustrofobia. Mientras planeo mi regreso a Cuba leo tu blog e imagino que a través de ti conozco un poco más de su gente. Parabienes para ti, escribes muy bien y es un agrado leerte.

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    1. A esas cosas de la vida igual yo les agradezco inmensamente. En una parte gracias a ellas y en otra a nuestros inmensos deseos de permanecer en libertad sin restricciones algunas de por medio terminamos conociendo cosas totalmente impredecibles que nos llenan de alegría y satisfacción plena. Me parece genial tu idea de conocer cada rinconcito de esta Cuba tan llena de nosotros. Gracias… por llegarte hasta la orilla de mi mar y resultarte agradable lo que escribo. Ahora ya conoces el camino y siempre que desees puedes pasarte en busca de aire fresco y pleno intento de conocer –como bien dices- un poco más de nuestra gente.

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  3. Tu hijo-blog me gusta, aunque ya te digo, hay que llenarse de paciencia para esperar las botellas a la orilla del mar, pues yo, que nací gracias al fórceps, soy leeeeeenta, tanto así que envío los botellazos cuatro años después. De verdad, ¡qué paciencia hay que tenerme!

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    1. Inmensa alegría la que se mezcla con la brisa que agita la orilla de esta mar sabiéndote cerca aunque no precisamente al alcance de ese abrazo rompehuesos que tanto bien pudiese hacernos. Inmensa alegría la de saber te gusta este hijo-blog que nació como duendecillo mágico en mero intento de mantener nuestros blogs anclados entre la dependencia sana de estar porque el otro existe. No hay que tenerte paciencia… aunque reconozco se echan de menos esas huellas tuyas que en ocasiones tardan un poco en llegar.
      Igual por si la Olas... de verdad. Te tendré toda la paciencia del mundo.

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