Sssssss… no hagan ruido por favor. Ando a escondidas en busca de unas
huellas que no me siguen, de una mirada que se ausenta y una pequeña
sonrisa que me demuestre –como dicen en el Principito, de Exupéry- que
lo esencial es invisible a los ojos.
Silencio por favor!!!!!!! Ya alcanzo a divisar su silueta en
las penumbras de la noche… está cerca, lo presiento. Me lanzo de la cama
con el alma desnuda y a tientas, creo toparme con sus labios. Si, son
sus labios… los mismos que me susurran te amo al oído y golpean mi
rostro con caricias.
Aun no sé si estoy soñando… pero no encuentro mis manos para
pellizcarme e incluso, no estaría tan seguro de querer despertar. Me
encanta la idea de andar –juntos- tejiendo sueños y diseñando
arquitectónicamente un mundo lleno de inmensas virtudes y algún que otro
pequeño defecto… pero que sea nuestro, hecho por y para nosotros.
Pero nada… nuevamente ese ruido ensordecedor se las ingenia
para hacerle huir despavorida de tantos deseos de quererle y hacerle
feliz –FELIZ con mayúsculas todo, vamos, a lo grande-.
Ahora le busco en los rincones, en el agua que cae cuando
llueve, en cada ola que nos regresa el mar a la orilla y por qué no?
hasta –como dice Arjona- en cuanta bibunga que dibujan en el cielo un
par de nubes. Más solo alcanzo a escuchar ese ruido… si, el mismo en el
que el amor se volatiliza mientras sus huellas no me siguen, su mirada
continúa ausente y no tenga pequeña ni gigante sonrisa que le haga
comprender a gran parte de la humanidad,que:
“ LO ESENCIAL, ES INVISIBLE A LOS OJOS”
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