Mi herma como te envidio… le dice
a “él”, así de simple un amigo. Ese que no le deja de otras que reír de
puro sarcasmo contra sí mismo y preguntarse incesantemente… ¿qué rayos puede
llegar a envidiársele a alguien que a estas alturas, solo cuenta con pequeños
detalles para sonreírle a la vida?
Con
razón abunda tanto ese refrán que alardea de nuestra ignorancia por lo que
tenemos hasta una vez perdido. Pues con toda certeza, no creo que se haya
detenido antes a contemplar todo lo inmensamente bueno que le rodea. De no
haber sido por semejante alago, tal vez aun continuase con paso titubeante en
espera de ese abrazo que no llega, de esos labios que se ausentan y puede
que hasta de ese corazón que no palpita
junto al suyo.
Los
siete días de su semana parecen haberse homogeneizado de tal modo que todos
aparentan ser el mismo. Solo advierte por mucho que le huye… la rutina consigue
ser más insistente que el insomnio y esta desafortunadamente no le apasiona ni
un tantito. Se perfecciona en análisis y en cuestión de optimización vive cada miga
del presente refugiándose en proyectos que le aíslan de la absoluta realidad.
Despierta
cada mañana en busca de un nuevo rayito de luz, de un día distinto al de ayer,
de un manojo de ilusiones y deseos miles de existir… de encontrarse un trozo de
luna que alumbre sus frías noches o alguna estrella que se tilde dichosa de
habitar en su cielo. Justamente al alcance de esa ventana a la que se asoma
paulatinamente en busca de respuestas que no llegan, miradas que se ausentan y sueños que lo joden todo. Entonces respira hondo y con el alma
sobresaturada de dolor continúa preguntándose ¿qué rayos puede llegar a
envidiársele a alguien que a estas alturas, solo cuenta con pequeños detalles
para sonreírle a la vida?
Pero
la incógnita disfrazada irónicamente persiste en un improstituible análisis inventariar
de quien solo cuenta con proyectos a los que
consagra su tiempo al límite, una profesión de la cual depende la salud humana,
un blog-hijo donde son más las crónicas publicadas que las visitas encontradas en él, una adicción exasperante por el café,
sonrisas que devolver al mar carácter, un montón de libros de Bécquer, García
Márquez y Benedetti, ochenta gigabit reservados para las botellas de una amiga
que no es tan de él cómo alardea que es, un rincón donde sentarse a contemplar
el mar, un variado de Sabina, Serrat, Silvio, X, Liuba, Toni Ávila, Polito,
Raúl Torres, Berazaín, Frank –ese que no es tan Delgado como se apellida-, Raúl
Paz, la fusión Milanés, Jarabe de Palo, entre otros tantos que hacen muy buena
música y le acompañan a donde quiera que le lleven sus pasos.
Ante
los ojos de sus amigos, posee más de lo cualquier persona ambicionaría tener… en cambio para “el”, no dejan de ser
simples migajas con las que intentamos contentarnos para sobrevivir un día más.
Y se aferra… atesorando con cada grito de esperanza: la razón para demostrarle a la razón que si
se puede, un chorro de ganas de salir corriendo y cambiar el mundo, una
adorable madre que de tanto quererle, no deja de timbrarle al móvil cuando
advierte que demora en llegar, dos hermosas can (Avril y Sabrina) que corren a su encuentro mientras regresa
del trabajo y no dejan de olfatear el bolso hasta que les premia con una
golosina, algún que otro amigo que se enoja cuando no encuentran correos suyos
o señal de humo que les advierta continúa con vida, unos ojos que se llevan
consigo cuánta imagen se tropiezan por delante, una voz con sentido propio que
no se apaga, una bandera cubana con retrato del Ché que no deja de anunciar al
intrépido se acerca, un alentador: ¡Hasta la victoria Siempre! y hasta un post
de Avril que divulga cuánto de buena música se filtra por las paredes.
Entre
tantos análisis hasta podría terminar dándole la razón a su amigo… pero aún no
sabe qué hacer con un chorro de recuerdos que le visitan a retazos cuando
precisa de una caricia o cómplice alguno de sus sonrisas, susurros de te quiero
envueltos en abrazos o simples consejos que se ausentan con el latir de sus
abuelitos (Mima y Pipo, o, Pipo y Mima) -al final ya sabemos todos que el orden
del factor no altera el producto y que no siempre la multiplicación por cero
termina dando cero-, deseos irreprimibles de ser feliz y sobre todas las cosas,
esas ganas inmensas de abrazar y decir te quiero -incluyendo a su reverso-,
largas horas de insomnio que dedica a escribir, leer y martirizarse por las
mismas cosas que –como Pablo- nunca tuvo.
La gloria como una nube
Desaparece si miras otra vez
La fama va envileciendo
Ese pedazo intacto que queda de ti
Y ni siquiera el poder será
Capaz de neutralizar
Lo que se puede encontrar
Bajo una risa feliz
Y un sentimiento espiritual
Que te aguardan para hacerte
Bueno hasta el final.
Desaparece si miras otra vez
La fama va envileciendo
Ese pedazo intacto que queda de ti
Y ni siquiera el poder será
Capaz de neutralizar
Lo que se puede encontrar
Bajo una risa feliz
Y un sentimiento espiritual
Que te aguardan para hacerte
Bueno hasta el final.
Las cosas que nunca tuve
Son tan sencillas
Como irlas a buscar...
Son tan sencillas
Como irlas a buscar...
Tuve un árbol pero se secó
Tuve un niño y entre mis manos creció
Tuve un libro pero envejeció
El tiempo se llevó
Toda la inocencia que al nacer les dio.
Tuve un niño y entre mis manos creció
Tuve un libro pero envejeció
El tiempo se llevó
Toda la inocencia que al nacer les dio.
Las cosas que nunca tuve
Son tan sencillas
Como irlas a buscar...
Son tan sencillas
Como irlas a buscar...
Por eso cuando te miro
Ya sin ninguna duda
Creo adivinar
Que estoy a un paso de la verdad
Cuando presiento que sé
Lo que se puede encontrar
Bajo esa risa feliz y un sentimiento espiritual
Que me aguardan para hacerme bueno hasta el final.
Ya sin ninguna duda
Creo adivinar
Que estoy a un paso de la verdad
Cuando presiento que sé
Lo que se puede encontrar
Bajo esa risa feliz y un sentimiento espiritual
Que me aguardan para hacerme bueno hasta el final.
La novia que nunca tuve,
El primer amor
Que siempre soñé...
El primer amor
Que siempre soñé...
Y
es entonces cuando advierte que –sin dejar de tener razón- “esta puta vida no tiene
sentido alguno si no tienes con quien rayos compartirla”
Adanys: no sé cómo eres en eso de ser científico e investigador, aunque veo que tu inteligencia está a prueba. Además, eres un poeta. Escribes precioso!!!!! No dejes la ciencia, pero tampoco la pluma, o mejor la computadora para estos tiempos. ¿Sabes? coincidimos el los libros preferidos!!!!! !Qué gusto!
ResponderBorrarCuqui, muchísimas gracias por tus huellas a la orilla de mi mar… me encanta saberte cerca, más aun cuando encuentras tan precioso lo que escribo. Tengo que reconocer que solo subo alguna que otra vivencia de la que me enorgullezco o alguna que como está, echo tanto de menos, en pleno intento de llegar al corazón de quien me lee. La pluma o bien el teclado de una PC son solo par de instrumento que se hacen cómplice de mi latir para decir lo que siento y refugiarme de incomprensiones y vivo estrés investigativo. Abrazos miles… que tengas un lindo día. No pierdas el camino que tus huellas no las borra la marea.
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