¿Cómo
lo hizo? Aún sigue siendo todo un enigma. Solo nos deja claro que con toda la
inocencia del mundo se las ingenió para rebosar de alegría a todos los que le
esperaban impacientemente fuera de la sala.
Para unos fue pura casualidad tanto como para otros que se empeñan en
mandar correítos cadenas pudo haber sido todo un milagro. Algo que sucede cada
no sé cuántos miles de años y que de reenviárselo a no sé cuántas personas
tendremos no sé cuántos años de buena suerte. De lo contrario, ya sabes… a ser
infelices de por vida.
En cambio… como persona racional que creo ser, me inclino por estar
precisamente en el momento y lugar indicado. Acontecimientos como este suceden
todos los días. En cada intervalo de Tic Tac marcado por el péndulo de un reloj
nace en el mundo una criatura.
Eso sí. Tengo que reconocer nunca
me había tocado tan de cerca. Jamás me había pasado por la cabeza tantos
números coincidiendo en uno solo. Porque Zamantha… para mí y otros muchos que
le quieren, Zami, el ángel que se le escapó al mismísimo Diablo anunciaba su
llegada justo a las 12 del mediodía con 12 minutos del día 12 del año 2012. Con
una inolvidable perreta que advertía un gigantesco “mamá estoy aquí… recién acabo
de llegar”.

Salir corriendo resultaba imposible
entre tierras que distan a noventa millas surcadas irremediablemente por tanta
agua. Nadar de un extremo al otro resulta absurdo y para nada aconsejable. Así
como tampoco poner en marcha por cuenta propia cualquier proyecto Icariano.
Desde entonces y justamente hasta
el 27 de –fecha en la que mi cuñada y primo-hermano deciden visitar su
patria chica (GRANDE)- septiembre del
pasado año 2014 no le había visto más que por fotos. Lo poco que sabía de ella
lo conocía precisamente por vía e-mail. Tiempo exclusivo en el que añoraba
tanto como Arjona un Puente por donde cruzar corriendo deseoso de abrazarle.
No recuerdo haberles dicho. Hay
quien afirma los niños se me dan bien aunque bien a estas alturas ya no esté
tan seguro. A decir verdad… me encantan. Disfruto inmensamente verles sonreír,
sumergirme en sus inconclusas fantasías e inventarme junto a ellos un manojo de
historias. Algunas de terror terror terror con tendencia al incremento.
No fue hasta pasado los días que logré encontrarle despierta. Envolviendo con su pícara e inocente mirada a todo el que de una u otra forma se le acerque. Todos tenían que ser con ella y desde luego, con toda razón. En un abrir y cerrar de ojos se convertía en el ombligo de nuestro mundo.
No fue hasta pasado los días que logré encontrarle despierta. Envolviendo con su pícara e inocente mirada a todo el que de una u otra forma se le acerque. Todos tenían que ser con ella y desde luego, con toda razón. En un abrir y cerrar de ojos se convertía en el ombligo de nuestro mundo.
La primera vez que le vi, sus
ojitos permanecían cerrados mientras ella dormitaba tras largas horas de duro
batallar con este clima insoportable. Aquella tarde cuando abrí la puerta del
carro en el que le traían en brazos de Dayneris, su madre, pude percibir de
inmediato la dulzura y fragilidad que le caracteriza.
De a poco
le fui conociendo… de a poco se las continuaba ingeniando para desviar mi
atención en favor propio de sí. Resulta ser más inteligente de lo que realmente
pudiese aparentar. Nunca deja de sorprender. Creo… tal cual nos sucede siempre
que tenemos a un pequeño cerca.
Anécdotas de sus travesuras me
llegan varias a la cabeza. Unas más ingeniosas que otras y otras tan
deslumbrantes como las anteriores.
Zami corriendo de una esquina a
la otra…
Zami encendiendo y apagando
constantemente el ventilador mientras mira a su alrededor como quien espera un
llamado de atención que desmenuzar con sus irresistibles sonrisas.
Zami dejando caer los cubiertos
al suelo con la satisfacción de que llegará antes de lo previsto el mesero a
recogérselos.
Zami sonriéndole al mesero porque
la muy condenada hace las cosas sabiendo lo que hace.
Zami organizando los zapatos en
una tienda del Comodoro porque las cosas ordenadas por tonalidades y colores
tienden a verse mejor.
Zami cantando.
Zami mandándome por el chat del
Facebook -mientras chateo con su mami- cuanta imagen animada se encuentra.
Resulta asombroso cómo con la
edad que tiene es tan organizada y meticulosa. Me pregunto cómo será dentro de
unos años. Tal vez cuando tenga 12, aunque ya estoy más cerca de descubrirlo.
Recién acaba de cumplir el pasado sábado 12, tres añitos de edad.
Mientras yo… pese a la distancia
me empeño en mandarle un burujón de besos y abrazos envueltos con todo el
cariño del mundo en esta crónica que solo entenderá cuando haya experimentado
algunos diciembres más.
Sin dudas Zami te lo está agradeciendo desde ya, aun con sus cortos años. Imagino la enseñen a quererte, como mismo la quieres tú.
ResponderBorrarEl querer también se enseña y se aprende. No lo dudes.
Y sigue con ese envío de besos desde la distancia, ella los recogerá y te los enviará de vuelta, ya verás.
Que tengas un lindo fin de semana en esa la OrilladeTu-MiMar.
Los míos te los mando dentro de un tinajón!!!
Gracias amiga… tú siempre tan cerca y fiel a esta orilla. Quererme… Zami creo que ya lo ha comenzado hacer. Es todo un encanto… con el tamañito que tiene. Pero no desde ahora sino desde que llegó y puede que desde un poco antes.
BorrarMis más cálidos abrazos… aunque entre tan altas temperaturas creo sea mejor enviártelos frescos y con mucho cariño junto a feliz lunes tendiendo al resto de la semana.