
Pasado
los años el tema del transporte se torna factor secundario. Ya todo es cuestión
de perspectivas cuando la principal razón que mueve al visitante es llegar. Para
cuando sin apenas haberse sacudido el polvo del sendero -tal cual el viajero
que quiso llegar hasta la estatua de Bolívar en su debido momento- se dispone a
recorrer la ciudad.
Son
muchos los que toman dirección al Paseo Bayamés. Pudiera hasta decirse que la
inmensa mayoría. Con paso trémulo se pasean las miradas de una esquina a la
otra, absortas entre tanta limpieza. Cada rostro se sorprende. Pero no lo
suficiente hasta llegar al Museo de Cera: único en Cuba e inaugurado el 14 de
Julio de 2004.
Por
el camino hay quienes comentan existencialmente de personalidades como Hemingway,
Bola de Nieve, Polo Montañés, José Martí entre otros tantos presentes en la
sala. Todos confeccionados con cera por la familia Barrios Madrigal.
Pero
nadie se espera de bienvenida recibimiento como el que no le permitió prestar
atención al pago de la entrada. En su lugar dejó un billete que en su momento creyó
alcanzaría para cubrir el costo. Su mirada levitaba en línea recta mientras no
podía controlar semejante sobresalto.
Experimentó
un sinfín de sensaciones a pocos pasos de sí. A su lado alguien le comentaba:
“míralo, es tan real… parece que respira”. Entonces sintió que le temblaba el
alma. Y tuvo miedo. Miedo de saberse vivo después de tantas derrotas. Miedo de
saberse vulnerable con los demás y para consigo mismo.

Tiempo en el que se escapaba del
espacio para llegarse hasta Macondo y saberle rodeado de los Buendía, zarpar al
Nueva Fidelidad en tiempos de Cólera junto a Fermina Daza porque “El coronel no
tiene quien le escriba” entre “Noticias de un secuestro” que permitieron a
Maruja y Alberto Villamizar continuar con vida.
¿Cuánta
perfección detallada en rasgos que le hacen tan él? ¿Cuánto de él en los poros
de quién llega y se queda sin aliento cuando creyó no llegar a conocerle?
¿Cuánto dolor el que nos partía el alma cuando anunciaba la prensa ausencia de
su último latido vital? Aunque bien pudiera decirse que continúa entre
nosotros.
(…)
Porque el alma tiembla cuando se sabe lo que
se quiere. Porque duele tropezar con sucesos que nos recuerdan seguimos vivos. Porque
quiere llevarse cada fragmento para mandarle por correo a una amiga. Sabe que
representaría una inmensa alegría para sus “Crónicas con final no anunciado”
desde la plataforma de blogspot.
En un momento de lucidez aprecia que el flujo
de personas que entran y salen tiende al incremento. El silencio comienza a
poblarse de palabras. Todos tienen que acercarse sorprendidos. Hasta un grupo
de militares experimentados dentro de los que una Primer Teniente del MININT
logró alertarle preguntándose para sí misma ¿a quién tenía en frente?
Gabriel García Márquez –respondió ofendido y
orgulloso al unísono, el más grande novelista de Latinoamérica. En aquel
momento no dudó en ser absoluto aunque desde pequeño siempre ha tenido una sola
palabra. Es el Gabo: un tipo grande y lleno de inmensas virtudes.
Perdónele
quien discrepe. Para gusto los colores y claro está que cada quien tiene
derecho a seguir la religión que profese sus creencias.
Yo creo
en el poder de la palabras y el impetuoso deseoso de vivir haciendo el bien
para con los demás. Porque “Un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia
abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse”.
Yo creo en el
Gabo!!!
Amigo, lo primero es decirte esto: Yo también creo en El Gabo!!!!
ResponderBorrarFíjate que el nombre de mi blog fue quien nos unió en esta linda amistad, cuando el 23 de abril del 2014, luego de su fallecimiento me atreví a escribir algo relacionado con él y lo "culpaba", por el nombre de mis Crónicas..., cuando confesé: "...cierta inseguridad de escribir acerca de alguien que no conocí y pareciera que sí, de alguien del que tal vez todo está dicho y pareciera que no".
Y agregué: "... él fue el culpable de que con la más mortal de las modestias lo titulara así por el respeto y admiración que siento por este hombre que con su Crónica de una muerte anunciada...
Y añadí: Le siguió El amor en los tiempos del cólera...Cuántos Florentino Ariza y Fermina Daza habrá dejado con la esperanza de su momento cuando Florentino le dice a su amada de siempre: "Fermina: he esperado esta ocasión durante más de medio siglo, para repetir una vez más el juramento de mi fidelidad eterna y mi amor para siempre"
Yo, por mi parte, le agradezco su existencia y su prolífera obra, y para más la inspiración para crear este blog sencillo y lleno de verdades".
Te reitero amigo: Yo también creo en El Gabo, e imagino todo lo que sentiste al estar más cerca de él, y hasta olvidaste que era de cera.
Un beso tinajonero y siempre con la satisfacción que me dejas al leerte!!!!!
Ya estoy de regreso amiga... no sé por cuanto tiempo pero aquí estoy.
Borrar… creer en el Gabo resulta tentadoramente saludable!!! Tenerle cerca me hizo sentirle tal cual fue y lamenté muchísimo el no haberle conocido en vida aunque ya mucho le delatan sus magníficas obras. Pese al paso de los años a García Márquez nadie le quita lo bailao…