Despertó cuando el único deseo latente en
su cuerpo era salir a buscarle. Tenía tantas cosas que decirle… tantos
besos y caricias con los que poblar sus
soledades.
A ciencia cierta nunca supo donde estaba.
El sabor ausente le agrietaba el alma entre la ansiedad de haberle conocido. Le
dolió girar la cabeza y no encontrarle a su lado. Apenas podía recordar su
rostro pero siempre supo que existía. Cada latido efímero en sus sueños le
confirmaba estar en lo cierto.
Se sintió pensándole por un buen rato.
Quizás le estuviese soñando desde el otro extremo en el momento preciso en que
mano ajena se entrelazaba a la suya. No estaba solo en la oscuridad de la noche
aunque el frío se colase entre sus huesos.
Entre
la lujuria se detuvo a pensar. A pensarse distante o bien pensarle cerca… poblándose
el uno al otro, poblando sus cuerpos entre abrazos que salvan del naufragio. Le
contempló desnuda en otro cuerpo.
…sintió vergüenza. La cólera le pobló de a
poco.
Los celos le corrompía por dentro con la
posibilidad de que ser ajeno al suyo le estuviese amando. Se sintió débil con
la rabia circulando por sus venas mientras se incorporaba de súbito.
…sintió que eran cuatro sufriendo la
desgracia de dos.
Abrió la puerta creyendo salir a la calle.
La brisa de la madrugada se le vino encima. Sin compasión la lluvia llegó a
golpearle el rostro mezclándose entre alguna que otra lágrima. Dio apenas
varios pasos hasta tropezar en la arena.
Caminó hasta percibir que la humedad en la
planta de sus pies le indicaba la cercanía de La orilla. Poco era el vino
restante en la botella pero quiso emborracharse aunque ellos ya no fuesen los
de siempre.
Se sentó justamente cuando sus dedos
tocaban el agua poblada de espuma. Miró al frente hasta enfocar la divinidad de
las olas acariciándole el alma. Ella no estaba pero volvió a sentirle cerca…
esta vez amándole desde la otra orilla, en otro cuerpo por desgracia ajeno al
suyo.
Miró al frente estrechando la arena
como si fuesen las nalgas que recordó poco después fueron suyas. Miró a los
ojos que varias veces le vieron suplicar por los besos que tal vez no
llegarían. Recordó de todo un poco mientras estuvo junto a ella para cuando la
ausencia solo le dejaba como alternativa emborracharse en la mar.
Y eso hizo…
…bebérsela
como en el último beso.
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