Soñar no cuesta nada… según, tal cual se repiten muchos por ahí. Como
si todo dependiese de irnos a la cama y sasss, se acabó. Yo por aquí
discrepo en lo absoluto con lo anteriormente descrito. Mis sueños bien
hasta podrían ser patentizados del mismo modo que lo son aquellos
grandes proyectos, catapultados por ingeniosas preguntas y muchísimos
años de consagración.
Porque para serles sincero, –aquí, entre
nosotros, a pequeña y gran escala- detesto regalarle tiempo al tiempo
para perder el tiempo durmiendo. Y de no ser porque el cerebro genera
toxinas que desafortunadamente, solo pueden ser liberadas a través del
dormir, -de ahí el sin fin de efectos secundarios que trae consigo la
mala higiene del sueño- andaría pero que bien despierto, -con piernas
cruzadas, invadiendo la privacidad de cuanto libro se me pase por
delante- cuarentaiocho horas de las veinticuatros que tiene el día.
Desde temprana edad eran excesivos los: Adanys,
ya estar de y mañana tienes que levantarte temprano para ir a la
escuela… entonces llegaban los exámenes y en pleno tratado de paz con el
Insomnio, me hartaba de café hasta empatar un día con el otro, y así,
se me pasaban las semanas. Más como de toda amarga experiencia hay algo a
lo que sacar provecho, le estoy inmensamente agradecido a tantas horas
de estudio e insomnio, por esta adicción al CAFÉ, con la que –como
Sabina- quisiera morirme con ella si se mata, o matarme con ella si se
muere.
Para entonces, eran puras obligaciones el dormir
poco y consumir apuntes como polillas. Hoy en cambio, teniendo en cuenta
que el hábito hace al monje, ya sin presión de por medio ni Tic-Tac del
cual vivir pendiente, me paso hasta las tantas de la noche repasando
sucesos, contemplando los por qué?, optimizando tiempo, re-evaluando mi
presente, percibiendo y arrancando Baobabs, contemplando estrellas por
si casualmente asoma el Principito, leyendo y formulando historias –unas
muy nuestras y otras no tanto-. Nada, que el día que más temprano me
acuesto lo hago consiente, de que a lo sumo, tendré apenas cuatro horas
para dormir… Por eso entre otras miles de razones, al famoso: “Soñar no
cuesta nada”, me gustaría añadirle un apéndice: “Siempre y cuando, te
guste dormir…”
oyeeeeeeeeeeeeee!!! qué trabajo para comentar en tu blog... hay que subirlo como 3 veces... suerte la paciencia benedictina que tengo!!
ResponderBorrardormir.... zzzzz.... ojalá me gustara dormir, para hacerlo más sencillo...pero también soy una insomne crónica... eso tendré tratamiento?? el 1ro que lo encuentre lo socializa con el otro, ¿sí?
No te preocupes... que de tenerla y ser yo quien la encuentre serás la primera a quien se la comparta. Espero que te sea más fácil la entrada al sitio y el comentar por esta vía. Abrazos.
BorrarEso quiere decir que no te quedarás dormido y así el café será a tu gusto. De cualquier manera soñar también puede hacerse despierto. Aprovecha y hazlo cada vez que puedas, mis cariños y te deseo un feliz día
ResponderBorrarNo te preocupes amiga… desde entonces no me perdono el continuar durmiendo cuando el aroma del café me saca de las sabanas. Igual… en los últimos días la sonrisa de una diosa –esa que del mismo modo prepara un café al que me he vuelvo adicto sin previo aviso- apenas me deja pegar ojos mientras le cuestiono constantemente al tiempo que fluya con tanta prisa cuando estemos juntos y demore infinitamente cuando no le tengo cerca. Abrazos miles...
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