Vago entre estrellas buscando tu nombre, me desequilibro y
caigo; pero me repongo y sigo porque sé que entre ellas estás tú presente. Y si
es cierto que un lugar en el cielo han ganado, olvida el tuyo; eres distinta,
más que distinta especial: eres “mi estrella”.
Habita en mi alma, sin temor a
salir y dejar todo regado, de lanzar al vacío el corazón que te ofrezco, mi
vida; que no es tan mía como para salir huyendo en busca de auxilio. ¡Es tuya!
Adelante, tómala, sin mirar el mañana, sin mirar el minuto en el que ya no
exista la raza humana. Pero por favor, tómalo, te pertenece...
Disolvamos el amor
en miles de detalles, de besos y caricias. Juntemos nuestras almas y forjemos
una historia: la de dos seres que se aman y aun después de muertos se
continuarán amando. Precisamente por eso: porque se necesitan y desean
mutuamente, como la flor al agua. Así como divago en la noche sin temor a la muerte, sin temor a
encontrarme, sin temor a perderme. Porque mientras camino sangra mi herida, y
aunque siga sangrando, utilizaré hasta la última gota en alimentar esa pasión
que con tanto anhelo he cultivado en mi princesita divina, en la reina de mis
sueños, en la estrella de mi vida: en Ti.
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