Insegura de habitar en este mundo
tan desprovisto de afectos y atesorado de egoísmo… les mantiene a todos como
zombis en mero intento de interceder ante la ínfima sospecha de estar tocando a
la puerta. Enésimas eran las interrogantes entre tanto nervio de por medio, y
donde picarescamente, no podía faltar el argot popular cubano. ¿Cómo será, por
qué demorará tanto en llegar, viajará en auto o habrá preferido hacerlo en
ómnibus –guaguas, como le conocemos en esta isla y puede que en muchas otras- metropolitanos?
Se
esforzó gigantescamente por llegar junto a los primeros pasos de Febrero del
pasado 2014. Mas ante tantos ojos que ansiaban verle, se tomó el mero
atrevimiento de sembrar incertidumbre en
los cirujanos que decidieron adelantar unas cuarentaiocho horas de las
manecillas del reloj, para mediante un proceso de cesárea, hacer gala de su
presencia con el primer sollozo en el que anunciaba: “hola… estoy aquí… acabo
de llegar”.
Pasada las ocho con treinta minutos de la noche del
30 de enero, recibía entonces uno de los tantos SMS, en donde claramente
alcanzaba a leer algo así como… “ya mi hermanito, acaba de nacer la niña… ya
eres tío”. Con posterioridad continuaban llegándome otros tantos que precisaban
veinte pulgadas y media de estatura, ocho libras con siete onzas de masa
corporal y una inmensa cabellera negra azabache, que armonizaba el rosa de su tierna piel.
A
esas horas de la noche me resultaba imposible definir si era sangre o plena e
infinita felicidad lo que corría por mis venas. Sin duda alguna mi corazón
latía más aprisa que cuando tiene enfrente a esa estrella que brilla
precisamente trecientas a la N veces más que el sol. Desde la distancia se
incrementaba excesivamente el desear tener a mi hermano cerca y poder
estrujarle con un abrazo rompe huesos mientras le felicitase por tanta
maravilla concentrada en una criatura tan pequeña. Y como si fuese poco… el Tic
Tac de un reloj –hasta entonces jamás escuchado- se las ingeniaba para
incitarme a meditar.
No fue
hasta la mañana siguiente, contemplando justo la foto compartida –recién recibida
por vía e-mail- que comprendía aquel
reloj tiene nombre y muchos en la actualidad le apodan de biológico. Nunca
pensé llegar a sentir con semejante sensibilidad… lo que en un ayer era puro
pretérito imperfecto, comenzaba a teñirse color futuro inmediato. No se
alarmen… aun no ando haciendo niños a domicilios… y créanme… no pienso hacerlo,
al menos a domicilio. En historias como estas… cada vivencia es cosa de dos… y
a estas alturas no hay media naranja que me ajuste a su núcleo de
transferencia. Pero bueno, ya esta es otra historia…
En
sus primeros días como padre… mi hermano me escribía contándome de lo bien que
dormía la chula de Anyi. Sí, porque en
realidad su nombre es Angelique… pero nadie se atreve a dejar de
llamarle en diminutivo aun por grande –y no precisamente de tamaño- que es. Según
él, cuando cerraba los ojitos solo el hambre era capaz de despertarle cada tres
horas. Duerme como un ángel, me escribía
en cada correo que alcanzaba a leer bien temprano en las mañanas.
Ahora…
ya sus opiniones al respecto comienzan a menguar y en sus e-mails, solo alcanzo
a percibir que mi sobrinita, a pesar de lo pequeña que es… comienza a optimizar
los procesos de sueño. Y con el único fin de aprovechar el poco tiempo que
tienen sus padres para descansar, ella tiende a invertir el horario. Si… ahora
se pasa los días durmiendo mientras le cuida su nana y tal como es de imaginar,
dedica las noches a pasar tiempo obsequiándole amor y cariño a sus padres.
Es
mucho el trabajo que tienen a diario y poco el tiempo –me escribe Yuli, mi hermano- que les resta
para descansar. Apenas ella tiene edad para comprender excusas como estas y no
se resigna a ver como sus padres pudiesen llegar a prostituir su carácter. A
Anyi solo le queda claro que necesita de sus papás tanto como ellos de ella
para ser felices… y no está dispuesta a darse por vencida.
Entre
tanto priorizar ha llegado a conclusiones objetivas en las que el sueño es algo
secundario que bien puede hacer en otro momento. Indiscutiblemente no le gusta –me alegra
saber que no soy el único- dormir y prefiere pasar las noches jugando y
disfrutando inmensamente del cariño que le ofrecen sus progenitores.
En los inicios de sus desvelos, o en el mejor
de los casos, de su horario trastocado… a ambos les preocupaba y les continúa
inquietando un poco. Yo solo alcanzo entonces a comentarles que eso es cosa de
familia o bien de genes tíos transfectados por vía Google… y para más
seguridad… con previo y sumo aviso que le disten de cualquier taza de buen café
y trozo de papel en el que comience a
garabatear sus primeras ocurrencias.
Hoy
Anyi cumple su primer añito de edad… han transcurrido exactamente 365 días
desde aquella noche en que el reloj anunciaba su primer Tic Tac biológico y yo solo me cuestiono estas
noventa millas que me impiden correr a abrazarle con esperanzas de no dejarle
escapar. Hoy el mundo tiene miles de razones para felicitarle en un día tan
maravilloso… más yo tengo solo una –entre otras infinitas tantas- para hacerlo
todos los días: es “ESPECIAL”, con mayúsculas todas.
Hola Adanys: Estuve un poco perdidita por razones de salud, nada del otro mundo; claro, de lo contrario ya no estaría en este, pero sí cosas incómodas. No creas que te había abandonado, sigo empeñada en seguirte y si te das cuenta ni en mis blog he escrito. Me encantó esto, considero cuánto anhelo por encontrarte con tu sobri, cuidado con apretujarla demasiado, es muy frágil aún. Pero no lo dudes, Anyi va a aprender a quererte desde la distancia, quizá alguna vez me cuentes, mis cariños en un día tan especial como el de hoy, que decíamos solo era de enamorados y ahora llega a los amigos!!!!!!
ResponderBorrarInfinitas felicitaciones igual para ti, amiga... que llega sin previo aviso y se cuela en lo más recóndito de mi alma. Lástima que el mundo carezca de personas tan buenas amigas como tú... sin duda alguna, fuese diferente. Me alegra encontrarte de vuelta y mejor aun si lo haces en optimas condiciones de salud. Eso me reconforta... y créeme, muchísimo a la enésima potencia. Igual no he dejado de pasarme por tus crónicas con final no anunciado en busca de maravillosas vivencias tecleadas directamente por tus dedos... pero bueno, en realidad no he hecho más que extrañarlas aunque con las seguridad de ano abandonarnos. De igual modo me alegra que te haya encantado lo de Anyi, es toda una maravilla de sobri y no veo el momento de estrecharle entre mis brazos. Con delicadeza absoluta... claro está. Mis cariños y abrazos miles con muchísimas felicitaciones por un pasado catorce de San Valentín... que para amig@s como tú se sostienen los 365 días del año!!!!!!!
Borrar