Retroactivas me llegan imágenes
continuas agazapadas en la continuidad deseosa de abrazar. Sería el último apretón
o más bien la sustitución de este por uno próximo. Al fin y al cabo continuaría sumando otro
más para la restringida lista en la que
por desgracia tiende a ser el último sustituido por sí mismo.
Tenemos todos una vida en la que vivimos como
protagonistas de nuestras propias historias receccionadas entre recuerdos. Recuerdos
que muchas veces creemos olvidados al borde del camino o en algún viejo y
estropeado baúl diseñado precisamente para recuerdos.
Hasta
advertir entre corizas y estornudos mientras hurgamos como quien no quiere las
cosas… la existencia y magnificación de estos. Esperando justamente el melódico
fluir de la sangre palpitando por las venas para comprender siempre han estado
ahí. Justamente al alcance de cada memoria…
de cada latido.
Rememoro
de chico… de pequeño revoltoso corriendo tras sus pasos. Elevando la vos por
encima de los ruidos y pidiendo a Pipo –mi mejor amigo- un abrazo, unos de los
grandes… de esos que no tienen punto final. Otro más… otros miles de millones.
Llegan todos a retazos o de lo contrario la
gran mayoría. Los que tocan a la puerta se asoman precisamente intactos
mientras los que no, se las ingenian para en el último intento golpear con los
puños la madera. A la corta o larga llegan todos… pero ninguno con suficiente
valor como para huir por cobardía.
Y es cuando retumban incesantemente como
tambores… unos y otros… otros y ese. Memorifico sonrisas… detalles… palabras… principios… valores… ganas
de querer y de entregarme a entero… sin
límites, prejuicios ni miedo alguno a ser intenso. Aunque luego, como bien dice
Mar –la chica que siempre con sus crónicas nos termina regalando un buen
pedacito del suyo- me termine estrellando. Bien sabiendo que yo no haga poemas
como los de antes.
Hoy, por ejemplo… ando a ultrajadas
acariciándome esta barba que comienzo apreciar ahora que le tengo. Creo le
conservo precisamente por ser lo más palpable que me queda para sumergirme
entre recuerdos… para intentar alcanzar un último abrazo. Si… porque si nos
remontamos unos veinte años atrás donde
aún pudiese tildárseme de imberbe, podría hasta vérseme correr estrepitosamente
tras los pasos de mi mejor amigo reclamándole en un desesperante y constante
“Pipo Féitame”. Mientras él… con toda la
ternura del mundo me premiaba con un abrazo.
¡Qué lindo amigo!, ¡cuánta ternura!, pero ¿sabes? eres muy joven aún con barba y todo, y si es lo más palpable, pues no te "feites", que tu Pipo, tu mejor amigo, —esté donde esté— siempre se sentirá orgulloso de tenerte así como eres y por sobre todas las cosas estará presto a ofrecerte su abrazo, ese que te dejó y evocas con tanta dulzura. Orgulloso debe sentirse.
ResponderBorrarEso sí, siempre lucha por tus sueños, que se hagan realidad antes de que esa barba se torne blanquecina. Recuerda, el tiempo no tiene regreso.
Es mejor evocar a quienes queremos y hasta a quienes no nos quisieron, pero siempre con la seguridad de que hiciste lo posible por lograrlo. no te quedes a medias y ¿sabes otra cosa?, aunque quizá te falte —en este instante— un tilín de inspiración para hacer bellos poemas, escribes y lo haces muy bien. No son solo los poemas los que hablan lindo, puedes apostar.
Te deseo un lindo día y que esta tarde esté tan bonita como aquí, muy a pesar del calorcito que no nos deja. Recibe mis cariños y abrazos tinajoneros!!!
BorrarCuanto placer el de llegar y encontrarme con tus huellas tan placenteras de leerme a la orilla de esta mar tan nuestra y de todo el que llega en busca de aire fresco. Concuerdo rotundamente contigo y tengo la seguridad esté donde esté mi Pipo… mi mejor amigo… estará orgulloso de lo que soy. Precisamente porque cada paso en la vida lo doy contemplando la perfección de hombre que fue y sigue siendo para mí. Porque lo que soy… lo soy gracias a él. Sin importar que llegue alguien a tildarme de intenso. Ser intenso es una de las tantas adicciones de las que no quisiera curarme... ni ahora ni nunca. Al fin y al cabo… como bien dices… lo incomprensible es quedarnos a medias con cosas y sueños por cumplir. Mis más sinceros abrazos para ti… pero estos igual de tinajeros que los tuyos con agua y el fresco de esta orilla.