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Imagen exhibida en la exposición. |
Percepción abstracta la de
intentar con palabras de simple mortal rosar la silueta del hombre que ha
sabido ser siempre. Con el corazón abierto a la inmensa voluntad de combatir
las injusticias cometidas contra su pueblo puertorriqueño fue encarcelado por
el imperio norteamericano desde el año 1981.
Casi toda una vida viviendo entre barrotes mientras las
ganas de abrazar a su familia en la patria libre con la que siempre ha soñado
no se le quitan de las ganas. Como soñó durante años -en la cárcel de Marion,
Illinois- poder abrazar a su nieta Karina entre juegos de
manos a través del cristal porque le impedían mantener contacto físico con sus
familiares.
Custodiado como el prisionero más peligroso le trasladaban
encadenado a todas partes incluyendo el área de visita. Como si fuese un
terrorista que disfruta de sus atentados sumando victimas a su currículo. OscarLópez Rivera es inocente precisamente porque jamás ha hecho ni pensado hacer
daño a ningún ser humano.
Pertenecer a una organización de liberación nacional no es
delito alguno. Tal cual refleja nuestro autor intelectual del Moncada: “El que
se conforma con una situación de villanía, es su cómplice. El verdadero hombre
no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber.”
Bajo este concepto tan humanista y transparente vive López
Rivera un brutal encarcelamiento desde hace 35 años. Con disímiles iniciativas el
pueblo cubano se suma a la lucha por la liberación de nuestro hermano boricua.
¡¡¡ Excarcelación para quien nunca ha dejado de ser libre!!!
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Imagen exhibida en la exposición. Foto: Adanys J. Fleite Alonso |
Con el
título de Libertad para Oscar López Rivera fue inaugurada el pasado viernes en la Casa del Alba la exposición defotografía del concurso convocado por la Organización de Solidaridad de los
Pueblos de Asia, África y América Latina (OSPAAAL). La exhibición de 79 obras presentadas por 30 autores que se
extenderá durante treinta días.
Pese a la
injusta condena que aún le queda por cumplir con sus 73 años de edad, López
Rivera sueña con volver a ver el mar. Porque siente que le sonríe la espuma de
las olas entre tonalidades azules mientras el olor del salitre arrastrado por
el viento que corre libre se le cuela en los pulmones.
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