…Cada
fin de año…
…justo a las 12 en punto de la noche no hay
ser humano sobre la faz de la tierra que deje de pedir cosas buenas para sí
mismo junto a sus familiares y amigos, durante el año que está al doblar del
siguiente minuto. Que si salud… que si dinero… y cosas por el estilo. Incluso,
hasta quienes salen con su maletica con rueditas a recorrer toda la manzana
auspiciando un viejecito al extranjero.
En cambio…
…el 31 del pasado 2018… en lugar de seguir
desfilando con la tan acostumbrada tendencia de pedir… desear… preferí
agradecer inmensamente a la vida el simple hecho de estar vivo, por mi salud de
hierro, mi energía infatigable, por la familia que tengo, por los amigos que me
he encontrado por el camino y precisamente por el camino… han dejado de ser
amigos para convertirse en familia…
El resto… mi futuro, entonces con mucha fe
esperanzadora… pero sobre todo con perseverancia y mucho esfuerzo personal… decidí
labrármelo yo mismo... con otro poquito de ayuda.
Y mientras brindábamos todos… bajo fuegos
artificiales y artefactos similares… terminé agradeciendo por la existencia tan
grande de estas personitas maravillosas que inundan mi vida de absoluta
felicidad.
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